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13 Noviembre 2011 El fenómeno comenzó a cobrar fuerza en 2007 y ha sido imparable hasta hoy: cientos de jubilados provenientes de Estados Unidos se asientan en Cuenca como lugar de residencia habitual, formando una de las colonias de colectivos extranjeros más pujantes y más cohesionadas. El Tiempo | Noticia Aunque no existe un censo exacto del número de “expats” (expatriados) norteamericanos en Cuenca, se calcula que alcanzan las tres mil quinientas personas; una cifra que se incrementa notablemente si se añade la cantidad de familiares y amigos que les visitan por temporadas más o menos largas durante el año. Una de las motivaciones principales que les llevó a fijar su residencia a la capital del Azuay fueron económicas. Cada jubilado percibe una pensión de los Estados Unidos que ronda los 2.000 dólares de media, 4.000 dólares de ingresos netos si ambos cónyuges trabajaron. Una cantidad que les proporciona en Ecuador una vida muy cómoda y holgada.
Economía Obviamente hay otros factores, aparte de la economía: el agradable clima, la belleza natural de una capital rodeada por los Andes, la amabilidad del cuencano y un estilo de vida mucho menos estresante son móviles definitivos.” Cuenca tiene todo lo que los norteamericanos buscamos”, asegura Castleman. Por último, el propio crecimiento de la comunidad “gringa” en Cuenca provoca un “efecto llamada” multiplicador, principalmente entre sus amigos también jubilados. Una de las mayores dificultades con la que tropieza el jubilado norteamericano es entender y hablar español. Por eso, saber que hay otros estadounidenses en la zona con los que hacer vida social es un aliciente, no menor, para elegir Cuenca como destino residencial. Todo ello origina una curiosa circunstancia: el norteamericano, que en su país mantiene hábitos individualistas con tendencia al aislamiento respecto de sus vecinos en Cuenca experimenta una “transformación”. Los “expats” establecen aquí fuertes lazos de solidaridad con sus paisanos y son rápidamente acogidos y arropados desde el día en que llegan por los restantes miembros de la comunidad estadounidense. Cuentan incluso sus centros de reunión, como los restaurantes Di Bacco o Zoe, en los que se celebran semanalmente las llamadas Noches de gringos. “Son lugares excelentes para conocer a otros jubilados, especialmente cuando se llega por vez primera”, asegura Castleman.
Sectores La cohesión que mantienen entre ellos les hace más sencillo afrontar el “choque cultural” y la diferencia de hábitos. Según manifiesta Castleman, el estilo de vida en Ecuador es muy diferente al de Estados Unidos: “aquí la vida corre más despacio y parece que nadie tiene prisa”. Los “expats” no se caracterizan ser la nostalgia, por lo que no sienten una gran añoranza por los Estados Unidos, a los que suelen viajar tres semanas cada medio año. Aquí en Cuenca organizan entre ellos sus propias fiestas, especialmente la del 4 de julio, Navidad y el Año Nuevo. La mayoría están acogidos legalmente al status de “residentes” en Ecuador, y más concretamente en la modalidad que permite a los jubilados de Estados Unidos residir legalmente en el país si cuentan con ingresos mínimos de 800 dólares. Son muy pocos, en cambio, los que han optado por nacionalizarse ecuatorianos, que no les quitaría ningún derecho como ciudadanos norteamericanos. “Sólo conozco el caso de tres personas –asegura Castleman- y todos ello llevan ya muchísimos años en Ecuador”.
Bienes raíces Juan Carlos Granda, administrador de la inmobiliaria, señaló que los últimos años el repunte de extranjeros que optan por Cuenca como su nuevo hogar es alto y responde principalmente a los beneficios que encuentran en la ciudad. Según Granda, en un 40 por ciento los extranjeros prefieren un departamento con determinadas características, estos requerimientos obligan al sector de la construcción a buscar asesoramiento en las inmobiliarias, los extranjeros gustan de cuartos más amplios, de un mayor número de baños, de áreas verdes en las casas, lo que ha generando variaciones en las estructuras de los inmuebles, para que estos sean más tractivos para este nuevo mercado.
Una vida tranquila y aventurera
En el tiempo que están en el país han invertido alrededor de 20.000 dólares en adquirir un carro, cuadros y más artículos para decorar su casa. En sus 20 años de matrimonio no han tenido hijos, una de las razones que los motivó a radicarse en Ecuador. “Nuestra familia se limita a los dos, no tenemos compromisos con nadie y buscamos un lugar donde pasar nuestros últimos años”, agregaron. Como recreación, semanalmente viajan a Vilcabamba y Yunguilla, lugares que los atraen por su clima y por los paisajes naturales que poseen. En Ecuador el precio del galón de gasolina es de 1.48 dólares, en EE.UU. 4 dólares, esto nos permite viajar a diferentes lugares y conocer muchas costumbres. Escogieron vivir en Cuenca por el clima, el silencio, por la cercanía a lugares aledaños y por la amabilidad de su gente. Llevados por el clima uno de sus planes futuros es crear un pequeña huerta y visitar Galápagos. Bullinger asegura que en Ecuador ha probado la verdadera comida natural, la cual tiene sabor diferente al no tener tantos tratamientos químicos como en su país, por lo que en sus planes est;a construir una huerta para su consumo. Los Bullinger al momento están tramitando la nacionalidad ecuatoriana para reducir impuestos en las cosas que importan para uso personal.
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