España pone límites al turismo sanitario
Abc, 24 | 04 | 2010 - Artículo de Opinión (N. Ramírez de CastroMadrid)
¿Sería justo que un jubilado alemán que reside en Palma de Mallorca decida tratarse en una clínica italiana y España acabe pagando su factura sanitaria? ¿O que el sistema sanitario español pague a Alemania si ese ciudadano acude al médico en su país? Puede parecer surrealista, pero es una posibilidad. El Gobierno español frenó una directiva europea que avalaba esta posibilidad. El objetivo era que los europeos pudieran decidir el país en el que reciben asistencia sanitaria. Hasta ahí todos de acuerdo. El problema es quién paga. En la propuesta inicial, los gastos debían correr con cargo al país de residencia, no al de origen.
En el turno de presidencia de la UE, España ha optado por la opción más sibilina. En lugar de oponerse frontalmente a la petición europea, ha presentado una nueva propuesta con tantos requisitos que, en la práctica, sólo se reembolsarían los tratamientos menos costosos. Trinidad Jiménez presentó el documento durante la reunión informal de ministros de Salud de la UE celebrada en Madrid.
En el caso en que un residente extranjero en España decidiera tratarse en un tercer país, la propuesta española recomienda que no se reembolsen tratamientos que requieran ingresos hospitalarios, o que impliquen el uso de tecnología sofisticada. Tampoco se pagarán facturas de tratamientos experimentales o no reconocidos en su país de origen y el coste final de los tratamientos no podrá ser superior a lo que costaría en su país. Jiménez también apuntó que «con carácter general» deberá haber una autorización previa y una justificación clínica. En definitiva, el reembolso será posible en tratamientos menores, de bajo coste, segundas opiniones y siempre con permiso médico.La propuesta española, que aún debe ser validada por los países miembros, no cambia la atención de urgencias.
Central de vacunas europea
Durante la cita europea también se analizó la gestión de la gripe A. El comisario de Sanidad de la UE, John Dalli, reconoció que «hay mucho que aprender». Dalli planteó la creación de una central de compra de vacunas europea que permitiría «lograr acuerdos ventajosos con la industria y garantizar que ningún país se quede sin vacuna».