La hora del dulce retiro

Fecha Publicación: 
11 Noviembre 2011

Cinco interesantes propuestas para jubilarse en países donde el coste de la vida, la seguridad, la estabilidad política y la calidad de vida los convierten en ideales para garantizar, a partir de los 65 años, una vejez de ensueño más allá de nuestras fronteras

La Vanguardia | Reportaje

¿Quién a lo largo de su vida no se ha planteado alguna vez retirarse a algún lugar paradisíaco llegada la hora de la jubilación? Lo que años atrás podría haber sido sólo un sueño es hoy en día una posibilidad muy real si se investiga bien. La situación económica mundial, los avances tecnológicos y las comunicaciones están haciendo aflorar países y lugares donde poder vivir un retiro de ensueño mejor que en la apreciada costa española. No se trata de tener un abultado bolsillo, sino más bien de alimentar el espíritu aventurero y hacerlo realidad cuando la edad todavía lo permite. Y según todos los expertos, “entre los 65 y los 80 años se mantiene todavía un nivel de autonomía muy importante si no se tienen problemas de salud o movilidad. Es un periodo lo suficientemente largo para querer disfrutarlo”, resume Antoni Salvà, presidente del Institut de l’Envelliment de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

La era de la globalización ha garantizado no sólo que sea mucho más fácil que hace diez años viajar hoy en día al extranjero, sino también mantener el contacto con la familia a miles de kilómetros de distancia gracias a las nuevas tecnologías o a encontrar en cualquier parte del mundo los productos de consumo a los que uno está acostumbrado. “Muchas líneas de bajo coste no se ponen porque sí”,  advierte Vicente Rodríguez, profesor de investigación del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC y autor de varios trabajos de investigación, entre ellos el titulado Turismo residencial y migración de jubilados, donde habla de la jubilación como el inicio del “periodo de vacaciones más extenso de la vida de la persona, una especie de oportunidad no considerada antes de esa manera”. El declive de la estructura familiar tradicional también es un factor a tener en cuenta en el imaginario de los españoles, cuyo arraigo a las tradiciones hace tiempo que ha comenzado a perder peso específico en el ranking de prioridades. Todo ello sumado al hecho de que la coyuntura internacional propicia que países con un excelente clima empiezan a presentar factores importantes de cambio parecidos a los que, hace años, hicieron atractiva a España para convertir sus costas e islas en refugio de jubilados de los países nórdicos, pero sobre todo de ingleses y alemanes: una mayor bienestar económico, mejoras en la educación, sanidad, oferta cultural y una red de infraestructuras.

El sueño deja de serlo desde el momento en el que una pensión vitalicia da para mucho más en otro país. De hecho, es lo que movió a ingleses, alemanes y nórdicos a España durante años antes de la burbuja inmobiliaria, y lo que ha propiciado que  más de 6,3 millones de estadounidenses, excluyendo a los militares, vivan en más de 160 países del mundo, según la Association of Americans Resident Overseas. Pero, ¿qué les falta a los españoles para transformar el sueño en realidad? “La gente de aquí no se plantea todavía jubilarse fuera. Muchos de los que emigraron de su comunidad han vuelto a ella, vuelven a sus raíces, al pueblo, porque puede que les sea incluso más barato jubilarse allí”, analiza Salvà. Sin embargo reconoce que “la movilidad por vacaciones que tienen las personas de 40 años o las de 65 no tienen nada que ver. Los jóvenes de hoy, a la que tienen un duro en el bolsillo se marchan de viaje. Esas personas de 40 años, que de aquí 25 años serán los nuevos jubilados, será una generación muy diferente, con menos problemas y miedos para ir por el mundo, más abierta a lo desconocido”.

“Es una decisión que va muy ligada al mercado de la vivienda”, añade Vicente Rodríguez, que podría corresponder a un perfil muy concreto: “Personas con recursos económicos, también con experiencia previa de movilidad durante su vida laboral (muchos extranjeros han venido a jubilarse aquí porque antes han venido de vacaciones) y con buena salud”. “Deberían buscar un mercado con características de turismo residencial donde las condiciones fueran mucho más atractivas que las que se ofrecen aquí. Zonas de Costa Rica, Panamá, alguna zona de México, también quizá Uruguay y Argentina. Lugares con el numero suficiente de personas en el destino donde no encontrarse aislado, por muy barato que sea, porque una persona que se jubila en otro destino busca tener tranquilidad y  no riesgos excesivos, con gente más de tu idioma, de tu edad, de tus gustos”, añade el profesor del CSIC.

La revista International Living lleva 30 años analizando para los estadounidenses y canadienses los mejores lugares del mundo donde jubilarse. Una publicación que año tras año analiza cuestiones como el precio de la vivienda, el coste de la vida, la cultura, la asistencia médica, el clima, infraestructuras, seguridad y estabilidad, y beneficios especiales para los jubilados… Unos parámetros que en función de la importancia que se les atribuya llevan a uno u otro país del mundo. En las cinco propuestas siguientes prima alguno de los parámetros como la proximidad, el idioma y los beneficios fiscales, todo ello aderezado con una buena dosis de exotismo y una pizca de aventura.

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