Sol, playa y hospital

Fecha Publicación: 
29 Abril 2012

El llamado turismo sanitario está en el punto de mira; los abusos son un problema real para la sanidad murciana, pero la polémica está rodeada de algunas ideas falsas.

La Verdad | Reportaje

Entrar en el centro de salud del Puerto de Mazarrón es como visitar una 'babel sanitaria'. En sus pasillos y sus salas de espera hay británicos, alemanes, marroquíes, ecuatorianos, españoles. Tres mujeres que aguardan turno interrumpen su conversación cuando ven llegar al periodista y, ante sus preguntas, son rotundas: hay que «cortar el grifo» de la atención sanitaria a los extranjeros. Su punto de vista refleja muy bien un estado de opinión que la ministra de Sanidad, Ana Mato, espoleó la semana pasada cuando situó las medidas contra el denominado turismo sanitario en el centro del debate de su reforma. Los fallos del sistema son reales -el Tribunal de Cuentas ha advertido del agujero por problemas de facturación a turistas y por determinados abusos- pero en torno a este asunto hay muchas declaraciones de trazo grueso, mucha confusión y muchos datos no suficientemente matizados.
Murcia, como el resto de regiones mediterráneas, recibe cada año a miles de turistas extranjeros. Muchos terminan en algún servicio de urgencias por enfermedad o accidente, y no es cierto que el coste que eso genera recaiga en exclusiva sobre los hombros de la sanidad española. Existen mecanismos para facturar a los países de origen o a los seguros de salud el gasto que han generado estos pacientes. El problema, recuerda el Tribunal de Cuentas, es que ese sistema tiene fallos, y que hay países que directamente no pagan. El Servicio Murciano de Salud atendió el año pasado a 21.762 visitantes foráneos, y por esa asistencia facturó a sus países de origen 7,3 millones de euros, de acuerdo a los datos facilitados por la Consejería de Sanidad. Sin embargo, terminó cobrando 5,2 millones. Hay, aparentemente, un agujero de 2 millones de euros.
Esa cifra esconde, en efecto, dinero que se pierde, pero no solo. Porque a los 7,3 millones de euros que costó la atención a los extranjeros en Murcia hay que restarle la cantidad que los murcianos gastaron en otros países cuando estaban de vacaciones y se pusieron enfermos. El saldo es positivo para la Región (termina recibiendo 5,2 millones) porque es una comunidad turística, que recibe a más visitantes que murcianos salen al exterior.
Los datos que ofrece Sanidad reflejan fundamentalmente dos problemas: varios países de fuera de la Unión Europea no pagan las facturas, lo que supuso una pérdida de 18.740 euros por la atención a 77 turistas en 2011. No parece una cifra excesivamente gravosa para la sanidad murciana, que mueve más de 2.000 millones de euros al año. Algo más abultado es el agujero por los impagos de seguros privados. Así, los hospitales públicos de la Región atendieron el año pasado a 2.773 pacientes que no estaban respaldados por sistemas públicos, sino por aseguradoras. El gasto ascendió a 435.048 euros, pero solo cobró 266.655. El déficit ascendió por tanto a 168.393 euros.
Los mecanismos han ido mejorando con el tiempo. Si se comparan los datos de 2011 con los de años anteriores, se comprueba cómo Murcia consigue cobrar cada año más dinero por la atención a extranjeros. En 2009, apenas recibió 1,7 millones de 6,2 millones facturados. El salto es espectacular. El crítico informe del Tribunal de Cuentas se refiere precisamente a 2009, un año en el que España cobró 369 millones de los 446 que en realidad debía haber recibido.
Pero el problema no reside solo en los países o aseguradoras que no pagan. La sanidad murciana y española también tiene su parte de culpa: no presenta todas las facturas que debería. Así lo reveló una auditoría realizada al Hospital del Rosell en 2009. Denunció que «no es posible facturar la totalidad de servicios prestados a terceros», y achacó esa situación a «falta de medios». El problema «afecta directamente al importe de la recaudación anual», concluyó el informe. Desde entonces, también en este aspecto se ha ido mejorado. Así, en 2011 Murcia facturó 1,1 millón de euros más que en 2009.
Restricción a la tarjeta
Los problemas a los que hace referencia el decreto que el Gobierno aprobó la semana pasada están relacionados en realidad con quienes acceden a la tarjeta sanitaria española y hacen un uso «abusivo» de ella -según explicó la ministra Ana Mato- o se convierten en un gasto porque no cotizan (situación que ahora se pretende corregir). Al margen de la retirada de la tarjeta a los inmigrantes irregulares, una medida altamente contestada por los propios profesionales sanitarios (la han rechazado desde la Organización Médica Colegial hasta las sociedades de Primaria), el decreto impedirá, por ejemplo, que los padres de un extranjero que reside en España puedan tratarse en el país como beneficiarios de la tarjeta sanitaria de su hijo, empadronándose en su domicilio. En ocasiones, «esas personas ni siquiera han pisado suelo español», explican en la Consejería de Sanidad. Situaciones de este tipo se producen sobre todo con nacionales de países como Rumanía o Bulgaria, que disfrutan de las ventajas de ser comunitarios. También se ha detectado que hay europeos que son tratados en sus países de origen con cargo a la tarjeta española de la que disfrutan. El Tribunal de Cuentas puso un ejemplo: en 2009 España recibió 3.148 facturas por prestaciones odontológicas a alemanes, franceses y belgas. Aprovecharon que ese servicio era gratuito en sus países (no en España). Al sistema nacional de salud le costó 276.999 euros.
Pero, de nuevo, en el caso de los extranjeros que viven en España hay muchas ideas que no son del todo ciertas. Por ejemplo, los pensionistas que viven en los 'resort' de la Región no son un pozo sin fondo. En 2011, el Servicio Murciano de Salud recibió 18 millones de euros por los 38.511 ciudadanos comunitarios que disfrutan de tarjeta sanitaria (de ellos, 7.500 son pensionistas). Por supuesto, el sistema es mejorable. «Igual que no todas las facturas a los turistas se cobran, no toda la atención a los residentes está compensada», explica Rafael Pacheco, exdirector del Reina Sofía. El Tribunal de Cuentas detectó en 2009 que España no recibía la correspondiente cuota por 127.692 pensionistas. Pero también cabe recordar que el turismo es un motor fundamental de la economía regional. «Es cierto que la sanidad puede ser un elemento que atraiga a estos extranjeros, y quizá nos interesa que vengan», subraya Pacheco.
Entre buena parte de la opinión pública también se ha extendido la idea de que los inmigrantes son una sangría para la sanidad pública. Se olvida que pagan impuestos directos e indirectos, y que contribuyen por tanto al mantenimiento del sistema, de igual forma que ayudaron al 'boom' económico que vivió la Región en años ya pasados. Además, representan un grupo de población joven, que por tanto genera menos coste. Un informe de la Dirección General de Salud Pública realizado en 2006 arroja algunos datos al respecto: la frecuentación de marroquíes y suramericanos al médico es menor que la de los españoles, aunque sí van más a Urgencias. 

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